¿Cuáles son las Etapas del Duelo?

Hoy en Psiqueduelo hablaremos sobre las 5 Etapas del Duelo, bien conocidas como: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

¿Estás atravesando por un proceso de duelo? El artículo de hoy seguramente será de tu interés. A continuación descubrirás todo lo relacionado a las etapas del duelo.

¿Cuáles son las Etapas del Duelo? 

Cuando se habla de las 5 etapas del duelo, en la mayoría de los casos se hace referencia a las 5 etapas identificadas por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross.

Negación, irá, negociación, depresión y aceptación… Una de las descripciones más populares sobre el tema.

¿Quién era Elisabeth Kübler-Ross? 

Elisabeth Kübler-Ross fue una psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, una de las más reconocidas expertas a nivel mundial en temas de la muerte, personas moribundas y cuidados paliativos.

Kübler-Ross estudió cómo los pacientes diagnosticados con una enfermedad terminal hacían el duelo por su pérdida de salud.

Por primera vez,  en su libro titulado Sobre la muerte y el morir,  expone el conocido modelo Kübler-Ross.

En esta obra – y en sus otras doce obras más – la psiquiatra Kübler-Ross sentó los fundamentos de los modernos cuidado paliativos; cuyo propósito es que el enfermo afronte su muerte con serenidad, e inclusive alegría. 

Etapas del Duelo según Elisabeth Kübler-Ross

Las cinco etapas del duelo, según la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, son el recorrido que transitamos para poder sanar la pérdida de un ser querido.

Las 5 Etapas del Duelo

Elisabeth Kübler-Ross identificó las siguientes cinco etapas del duelo:

Negación:

Esto no me está sucediendo. No a mí.

Ira:

¿Por qué me está sucediendo? Quién es el culpable?

Negociación:

Haré un cambio en mi vida solo si eso significa que esto no me pasará.

Depresión:

Ya no me importa lo que me está sucediendo.

Aceptación:

Estoy en paz con lo que está pasándome.

Todos estos sentimientos son normales y según Kübler-Ross no todas las personas que atraviesan por un proceso de duelo experimentan estas emociones.

Los dolientes tampoco atraviesan por las 5 etapas de duelo en un orden prescrito.

Se trata más bien de un marco que nos permite comenzar un proceso de aprendizaje; donde finalmente comprendemos que si es posible convivir con dicha pérdida; y continuar en una realidad en la que nuestro ser querido ya no está.

Sabemos entonces que este proceso de duelo no sucede en orden, sino que atravesamos por las distintas etapas hasta finalmente aceptar la muerte como un hecho inevitable de nuestras vidas.

La clave de estas etapas de duelo es comprender cómo se produce el proceso de duelo e identificar en qué etapa nos encontramos.

Es común volver a pasar por alguna de estas fases del duelo más de una vez

Inclusive, el duelo puede aflorar muchas otras emociones, ¡hasta síntomas físicos!

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Etapa de la negación

La negación es la primera etapa en el proceso de duelo. Cuando nos enteramos de una enfermedad terminal o de la muerte de un ser querido, nuestra primera reacción es negar o rechazar la realidad de esta noticia devastadora.

Esta etapa supone el rechazo, tanto inconsciente como consciente, de la realidad de los hechos.

La negación es un mecanismo de defensa que nos protege del shock

La negación es una repuesta temporal que nos paraliza y que nos hace escondernos de la realidad de los hechos. Es un mecanismo de defensa que busca que amortigüemos el shock que nos produce la nueva realidad,  para solo dejar entrar en nosotros el dolor que podemos soportar.

En la etapa de la negación, nos sentimos abrumados… Nos preguntamos: ¿y ahora cómo podemos seguir adelante?

No negamos que la pérdida o la muerte se hayan producido; al contrario, más bien nos invade una sensación de incredulidad al saber que nuestro ser querido que amamos ya no lo veremos más nunca.

Los sentimientos en esta etapa nos protegen

Los sentimientos en esta etapa de negación nos protegen ofreciéndonos un poco más de tiempo para procesar y adaptarse a esta nueva realidad sin nuestro ser querido fallecido.

Luego, con el pasar del tiempo, el doliente empieza a sentir como si poco a poco estuviera despertando, recordando todo lo que ha sucedido de manera progresiva.

Cuidado si la negación se mantiene en el tiempo

Es importante que tengas en mente que, a pesar de que la negación es una parte normal del proceso de duelo, si esta etapa se mantiene durante mucho tiempo, puede llegar a ser perjudicial.

Y es que cuando no aceptamos lo que nos ha ocurrido, no somos capaces de enfrentar dicha pérdida y seguir adelante.

Cuando la negación es persistente, la represión podría ocasionar enfermedades físicas: como dolor de pecho, malestar estomacal o hipertensión.

Etapa de la ira

A pesar de que los sentimientos de enojo están presentes con intensidad variada durante el proceso de duelo, es en esta etapa en donde los sentimientos de enojo toman protagonismo.

Cuando ya no podemos negar o ocultar la pérdida, comienza a surgir la realidad de la muerte y su consecuente dolor.

Aquí, dirigimos el enojo a nuestro familiar o amigo cercano fallecido; a amigos, familiares, personas extrañas, objetos inanimados e inclusive a nosotros mismos.

Podemos llegar a sentir un resentimiento hacia nuestro ser querido que nos ha dejado; lo que ocasiona un inmenso dolor, sin embargo, esta ira se vive con culpa, haciéndonos sentir aún más enojados.

El enojo es necesario

En este momento nos preguntamos el porqué, cómo nos pueden suceder estas cosas a nosotros o qué hemos hecho para merecernos esto… Aquí, comprendiendo las cosas, podemos encontrar una cierta paz.

En la etapa de la ira nada nos parece bien, nada nos confirma y nuestro corazón está repleto de ira.

Nuestra esencia, atropellada por la realidad de la pérdida, necesita expresar esta rabia para poder liberarnos de ella, expulsar todo y no guardar dolor.

Esta ira inunda nuestro alrededor y vivimos con un enojo hacia el mundo y la vida.

Podemos preguntarnos, ¿dónde ha estado Dios cuando me sucedió esto? 

En la etapa de la ira, es importante que nuestros familiares y amigos nos dejen expresar libremente nuestro enojo, sin ser juzgados o reprendidos.

Y es que este enojo, además de ser temporal, es necesario. En esta ira se encuentra el dolor producido por la pérdida; si podemos identificar esta ira y expresarla sin miedo, podremos comprender que ella es parte del proceso de sanación.

Etapa de la negociación

En la negociación se tiene la esperanza de que se puede posponer – o retrasar- la muerte de nuestro ser querido moribundo.

Esta etapa puede ocurrir antes de la pérdida, cuando tenemos a un familiar con enfermedad terminal.

También puede ocurrir después de la muerte de nuestro ser querido, con el objetivo de intentar negociar el dolor.

En secreto, podemos buscar hacer un trato con Dios – o cualquier otro poder superior-. Esto, con el objetivo de que nuestro ser querido fallecido regrese a cambio de una buena conducta.

Si tu o un familiar cercano están atravesando por un proceso de duelo, ¡atentos en esta fase!

La negociación nos lleva a la culpa y al remordimiento

Y es que este mecánico de defensa,  el cual nos protege de la dolorosa realidad, no suele brindar una solución sostenible; además, puede llevarnos a la culpa y al remordimiento, interfiriendo con la sanación.

Aquí, deseamos volver a la vida que teníamos antes de que muriera nuestro ser querido y que éste vuelva a nosotros.

Es muy frecuente tener el deseo de regresar el tiempo, para así detectar a tiempo la enfermedad o evitar que el accidente suceda.

Aquí nos preguntamos ¿qué subiera sucedido si? Esta fase de la negociación suele ser la más corta de todas, pues es el último esfuerzo de encontrar alguna forma de aliviar el dolor; lo que implica un trabajo agotador, tanto para la mente como para el cuerpo.

Aquí lidiamos con fantasías y pensamientos que no coinciden en absoluto con la realidad actual. He aquí la importancia de conectarnos con las actividades y personas del presente.

Etapa de la Depresión

En la cuarta etapa del proceso de duelo, la depresión, empezamos a comprender la certeza de la muerte.

La etapa de la depresión supone un aislamiento social en el que rechazamos la visita de nuestros seres queridos.

Miedo, incertidumbre y tristeza

Sentimos miedo, incertidumbre y tristeza por lo que vendrá. Sentimos que nos preocupamos mucho por cosas que no tienen importancia.

En la etapa de la depresión, levantarse cada día de la cama se siente como una tarea realmente complicada.

Estos sentimientos nos demuestran que hemos empezado a aceptar la situación. En esta etapa nuestra atención se vuelve al presente, acompañada de sentimientos de profundo dolor y vacío.

Podemos sentir un agotamiento mental y físico que nos lleva a dormir largas horas por tanto sufrimiento.

Aquí la impotencia y la irritabilidad toman protagonismo.

La depresión es una respuesta acorde a la pérdida

Podemos sentir que esta etapa durará por siempre y que no saldremos de ella; sin embargo, es importante que consideremos que la depresión por este proceso de duelo no supone enfermedad mental, sino más bien una respuesta acorde a la pérdida que hemos sufrido.

Sentir la depresión para salir de ella

Tenemos que experimentar las emociones de la depresión para poder sanar. Tenemos que ser pacientes y recordar que la manera de salir de la depresión, es sintiéndola.

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Etapa de la Aceptación

En este momento empezamos a hacer las paces con la pérdida. Nos permitimos vivir a pesar de la ausencia de nuestro ser querido.

Gracias a la depresión, llegamos a un acuerdo con el acontecimiento trágico. Esta etapa no supone que estemos de acuerdo con la muerte, sino que la pérdida de nuestro ser querido siempre será una parte de nosotros.

Establecer propósito de vida

Esta etapa nos permite reflexionar sobre nuestro propósito de vida y sobre lo que queremos en nuestra vida a partir de ahora.

En la aceptación aceptamos la realidad de que nuestro familiar se ha ido físicamente. Comprendemos que esta nueva realidad que vivimos sin nuestro familiar será nuestra realidad permanente de ahora en adelante.

Crecemos a través del conocimiento de nuestros sentimientos y aprendemos a convivir con la pérdida

Aquí la rutina tiene un mayor protagonismo en nuestras vidas y ya no traemos recuerdos de nuestro ser querido fallecido con sentimientos de culpa.

Comenzamos a depositar nuestras energías en nosotros mismos y en nuestras amistades; estableciendo una relación distinta con nuestro ser querido fallecido.

Estas reflexiones nos permitirán realizar una evaluación de nuestra vida y analizar cuál es el crecimiento que hemos obtenido durante este proceso.

Ahora, podemos ver que las cosas malas le suceden tanto a la gente mala como a la buena, por lo que no vemos la muerte como un castigo, sino como parte de la vida.

Aceptas la pérdida y la integras en tu vida

En la etapa de la aceptación, asumimos que la pérdida es inevitable. La aceptación implica un cambio de visión de la situación; teniendo siempre en cuenta que no es lo mismo aceptar que olvidar la realidad.

Entonces, la aceptación supone aceptar la pérdida e integrarla en nuestra vida. No significa que estamos de acuerdo con la tragedia o la perdida.

La aceptación implica que nuestra mente, cuerpo y emociones son finalmente capaces de aceptar los eventos que han ocurrido. Vemos la pérdida como algo que podemos asimilar en nuestra vida cotidiana, pensamientos y sentimientos.

Esperamos que el conocer las distintas 5 etapas del duelo te ayude en tu proceso.

¿Y tú? ¿Atravesaste por las 5 etapas del duelo? ¿Qué has hecho para sobrellevar tu pérdida?

Te invitamos a compartir tu opinión en los comentarios de abajo ?


Referencias

  • Elisabeth Kübler-Ross (2005). Sobre el Duelo y el Dolor: Cómo encontrar sentido al duelo a través de sus cinco etapas.

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12 comentarios en «¿Cuáles son las Etapas del Duelo?»

  1. Hola!
    Les escribo porque necesito que me orienten para ayudar a mi esposo con la pérdida de su madre de 52 años, la cuál se le detectó un cáncer de mamá con metástasis en los huesos ya en etapa IV, lo cual la dejó vivir un año Y 7 meses, una vez diagnosticada. Terminó con tumores en el cerebro lo que fue fulminante en febrero de este año 2018.
    Si me pudieran dar una mano, mi esposo tiene 33 años.

    Atte,

    Úrsula Guzmán Caces

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  2. Me siento identificada con el texto y con los comentarios.
    Mi padre murió hace unas semanas y estoy tratando de lidiar con la tristeza, la mía y el enojo de mi madre; en ese sentido, sufro doblemente. Pero tengo esperanzas de que estaremos bien un día.
    Gracias por publicar este articulo.

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  3. Hace 7 meses que perdí a mi marido. Mi compañero todo para mí durante 37 anos murió de un cáncer aunque el sabía que se iba, yo no quería saber nada. Tuve la esperanza hasta el último momento que todo se solucionaría. Pero no fue así. No sé ni cómo me siento. Solo quiero dormir y me siento vacía. Voy cada día a trabajar y me distraigo pero no soy feliz. Me duele el alma solo pensar que ya no lo volveré a ver. Era tan feliz inicio el. Teníamos tantos planes para cuando nos jubilaramos. Y ahora ya nada es igual. Estoy muy triste las lágrimas no las puedo controlar. Sé que a él no le gustaría verme así pero no lo puedo remediar. Y en estas fechas se me hace más cuesta arriba. No sé ni porque escribo esto. No sé si soy una egoísta que solo pienso en mi. Pero lo hecho tanto de menos. También hace 2 mese murió nuestra perrita ya no fue la misma desde el día que él se fue. Y se ha ido con el. No es compasión lo que busco. Busco la forma de que no me duela tanto. Me encantaría poder tener una máquina del tiempo y poder volver atrás y quedarme allí con el. En estos momentos no vivo la vida. Paso los dias

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